¡Qué fácil es ilusionarlos! Pocas palabras bastan para extraer de ellos todas sus ganas. El lunes les dije que el martes íbamos a hacer el regalo para papá, que nos quitaríamos zapatos, calcetines y leotardos para estampar la huella de nuestro pie en un pequeño marco. Les dije también que todo tenía que ser sorpresa y que si papá nos veía el pie azul, teníamos que contestar: "¡ah, qué raro, no sé! ¡Me estaré convirtiendo en Pitufo!" Se partían de la risa. Fue, del mismo modo, interesante escuchar a las niñas mayores contarnos qué cosas hacen sus padres por y con ellas: los deberes, comprarles cosas, jugar, conducir,... En definitiva, que lo hemos pasado
fenomenal haciendo esta actividad. Pasen y vean: