Empezamos con la ofrenda floral ¡Qué cuidadosos y felices venían todos con sus nardos! Y con qué satisfacción se los han llevado a la Virgen! Se saben el himno de la Niña María perfectamente y antes incluso de ir a la capilla me pedían cantarlo una y otra vez ¡Qué excitación tenían!
Pero es que a la vuelta nos esperaban más cantos para celebrar el cumpleaños, un bizcocho riquísimo, que nos preparó Ana, y una rueda de churros que hicieron las delicias de todos. Pablo estaba feliz y deseando ponerse la corona. No se la quitó en todo el día y lo pasó fenomenal en el patio. Que cumplas muchos más y así de estupendos, querido Pablo.