domingo, 23 de abril de 2017

LA CIENTÍFICA LOCA

Allá por los años 80, Ana Mª Valle Díaz de la Guardia era matriculada en Preescolar de nuestro colegio.
¿Quién le iba a decir entonces a Consuelo, la abuelita de Marta, que treinta y pico años más tarde, volvería con frecuencia al cole, pero ahora a recoger a su nieta?
¿Quién le iba a decir entonces a Ana  que su cole sería también el colegio de sus hijas?
¿Quién le iba a decir entonces al claustro de profesores que lo que sembraron en Ana iba a dar unos resultados tan extraordinarios? 
Extraordinarios en cuanto a alumna que ha llegado a ser farmacéutica, extraordinarios en cuanto a madre porque, junto a Juan, está educando a Marta muy acertadamente y extraordinarios en cuanto a persona, porque no puede ser más correcta y cariñosa. 
Lo mejor de esta historia es que no es una excepción. Son muchos los antiguos alumnos que confían en nosotros a la hora de escolarizar a sus hijos. Ese es el aval y la seña de identidad de La Presentación.
¿Quién sabe cuántos de los niños de tres años de este curso volverán a apostar por nosotros cuando sean adultos? ¿Quién sabe cuántos de ellos llegarán a ser químicos, farmacéuticos o científicos locos en cualquier laboratorio? De momento, seguiremos sembrando y haciendo que rían, aprendan, descubran y experimenten con la  colaboración de nuestras familias. Seguiremos preparando  para ellos  un sinfín de actividades y trataremos de hacerlo con la misma simpatía, dedicación y entusiasmo con la que nuestra "científica loca" ha realizado  esos experimentos con los que  han flipado tanto. 

He redactado esta entrada con varios interrogantes, pero lo que sí puedo afirmar, y de forma tajante, es que nuestros peques van a recordar sus primeros experimentos en clase por años que pasen. Muchas gracias, Ana. 



jueves, 6 de abril de 2017

PEQUEÑOS UNIVERSOS




En una de sus presentaciones públicas Marijose Muñoz Rubio, nuestra mami artista, escribió: "los espacios quedan impregnados de las vivencias de quienes los habitan". Yo hoy tengo la certeza de que el espacio de nuestra clase se ha quedado impregnado de su sensibilidad, cariño y creatividad. Pero, más importante aún, en algún espacio recóndito de las cabecitas de nuestros niños, se habrá quedado adherida la dulzura, el arte y la magia que derrocha nuestra protagonista. Al igual que el artista precisa de talento, aptitudes y habilidades, la docencia requiere de otras condiciones como la vocación, la paciencia y grandes dosis de afecto y de interpretación. Marijose ha demostrado reunir todas estas cualidades. Será que, con sus cuatro adorables hijos, "sus Mimis", ha entrenado y entrenado. El caso es  que cuando cada uno de nosotros contemplemos los cuadros que nos ha regalado y ayudado a crear, aflorará en nosotros un grato recuerdo.
Gracias por ser tan especial.