jueves, 20 de octubre de 2016

MADRE ELVIRA, TE QUERMOS


Hoy hace una semana que la despedimos.

Ella entró en mi vida en 1980, justo el año que se celebraba el centenario de la Presentación.

El  jueves  pasado, a esta misma hora, mientras mis alumnos estaban en inglés, le escribí una dedicatoria, que tuve el honor de leer en su misa funeral y que me apetece compartir con todos vosotros: 


"Hablar de Elvira… 

¿Cómo homenajear a una mujer que significa tanto para todos los que estamos aquí?  ¿Cómo homenajear a  la religiosa,  a la Hermana, a la hija, a la compañera, a la maestra, a la catequista, a la amiga, a la gran persona que era, a la gran persona que es?  

¿Cómo hacer referencia a toda una vida de testimonio, de compromiso y de entrega?


Yo siento que me faltan palabras para hacer honor a su grandeza, pero supongo que no importa demasiado porque estoy convencida de que todos somos conscientes  de la grandeza que derrochaba. Ella era genio y figura. Ella tenía para todos. Ella nos ha dejado a cada uno de nosotros recuerdos  imborrables. Desde ayer no hemos parado de escuchar historias personales, dignas de ser mencionadas, que la tienen a ella, a nuestra Madre Elvira, como protagonista. Y es que, cada uno de nosotros ha compartido con ella unas vivencias. Son tantas, y tan variadas, que necesitaríamos horas para narrarlas. Permitidme que cuente tan sólo una que ella compartió conmigo allá por el año 82.
Yo estaba interna en el colegio de Guadix, ella era la encargada de nuestro dormitorio, nos despertaba cada mañana, nos cuidaba, nos guiaba…Una noche me invitó a su habitación para hablarme de ella, de su fe, de cómo sintió su llamada. Dijo que Dios se fijó en ella siendo muy joven, que ella lo sabía, pero que, como en cualquier toma de decisiones, ella también tuvo sus dudas. Sin embargo, de repente, un día lo tuvo clarísimo. Sintió que Dios le hablaba expresamente a ella y que lo hacía con una frase de la Biblia: “Yo soy un Dios celoso”.   En ese capítulo 20, versículo 5, del Éxodo, ella comprendió que su vida tenía que estar dedicada sólo a Él. Supo, al  leerlo, que Dios no se lo podía decir más claro: la quería sólo para Él. Supo que Dios le pedía que le entregase su vida. Y nunca más dudó. Y qué bien lo entendió. Y qué bien lo hizo. Y qué bien lo has hecho Madre Elvira.


Siete décadas dando testimonio de fe. Siete décadas evangelizando. Siete décadas compartiendo con tus Hermanas, con tu familia, con tus niños, con tus maestros, con tus catequistas, con tus padres, con toda la comunidad educativa y con todos los colegios de La Presentación tu manera de entender y vivir la fe. Tu manera de sentir y transmitir el verdadero significado de la vida.


La  Elvira torbellino, la Elvira terremoto, la Elvira trabajadora, la Elvira perfeccionista, la Elvira detallista, la Elvira de los carteles, de los adornos florales, de la cámara de fotos, de la voz rasgada, la Elvira, que en palabras de mi compi Víctor, era el MOTOR del colegio, se nos ha ido. Ha dejado de estar presente entre nosotros, curiosamente, el día que celebrábamos el 136 aniversario de su congregación, de nuestra congregación.  Pero todos tenemos la certeza de que seguirá viva en nuestros corazones. Nos  seguirá cuidando y bendiciendo en otra dimensión. Seguirá estando presente en nuestra Pastoral, en nuestras celebraciones, en nuestra docencia, en nuestros claustros, en todos y cada uno de los rincones de nuestro cole, y de nuestra alma. Seremos capaces de continuar sintiendo su presencia. Y es que, como dice nuestra dire, Mari Carmen, es tan amplio y ejemplar su legado que se seguirá extendiendo a través de todos los que  tuvimos el privilegio de convivir junto a ella. No hay nada más que mirar a nuestro lado y comprobar por nosotros mismos la pena que su partida  nos ha dejado.



Pero no estemos tristes, cantemos al Señor, proclamemos como ella tantas veces  ha hecho, parte del  Magníficat: Demos gracias al Señor por haberla tenido en nuestras vidas, que proclame nuestra alma la grandeza del Señor porque seguro que está alegre el espíritu de nuestra Elvira en Dios su Salvador. Demos gracias al Señor porque a través de ti, queridísima Madre Elvira, la misericordia del Señor seguirá  llegando a todos nosotros de  generación en generación."





7 comentarios:

  1. Que bonito, Antonia. Como bien dices, todos tenemos anécdotas con ella que hacen que se nos encoja el corazón al saber que ya no está.
    Una mujer inigualable. Todo fuerza y pasión el lo que hacía. Una gran pérdida sin duda.

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  2. Que suerte haberla conocido Qye regalo de Dios.

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  3. Así es. Ahora se puede leer mejor. Se me habían desconfigurado los párrafos. Pero gracias a las dos por ser siempre tan generosas con vuestros comentarios.

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  4. Que palabras con más sentimiento. Y que grande la madre Elvira.

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  5. Antonia, no se puede expresar mejor... La madre Elvira era especial, tenía palabras y sonrisas para todos, incluso regañinas llenas de cariño.
    Ultimamente pienso mucho en lo que nos cuesta a los seres humanos asumir la pérdida, incluso desde la fe... Gracias a la claridad de personas como ella, la tristeza se vuelve agradecimiento.

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  6. Gracias, guapas! Cualquiera que lo hubiera escrito, le habría puesto el mismo sentimiento. Ella era capaz de inspirarnos a todos, hasta con sus regañinas, sí. Se exigía y nos exigía en la misma medida. De ahí que fuera capaz de sacar lo mejor que hay en cada uno de nosotros.

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