jueves, 20 de julio de 2017

LA ASIGNATURA DE LA FELICIDAD






Definitivamente la felicidad se aprende.

Practiquémosla y enseñemos con nuestro ejemplo la dicha de ser feliz.

No hay mejor regalo que contagiar con nuestra alegría a quienes tenemos al lado.

Deberíamos, al igual que hacen en Harvard, implantar la "psicología de la dicha" en nuestro currículo escolar. Pero, como es algo que se escapa de nuestra mano, vayamos sembrando a nuestra manera de forma interdisciplinar. 

Existen infinidad de manuales de autoayuda de psicología positiva, algunos de ellos imprescindibles como libros de cabecera. Yo me quedaría con "Optimismo aprendido" o "Auténtica felicidad" de Seligman, el que fuera Presidente de la Asociación Estadounidense de Psicología y que es Director del Departamento de Psicología de la Universidad de Pensilvania, esa que yo tuve oportunidad de conocer hace más de una década y entre cuyas instalaciones llegué a sentirme tan feliz. Aunque, si aplico la fórmula de la felicidad de Seligman,


                                   F=G+C+V  
(Felicidad=
                genética50%+circunstancias10%+voluntad40%)


el nivel de felicidad aplicable al hecho de estar allí o la felicidad que siento ahora por estar en casa, se corresponde únicamente a un 10% de mi felicidad total. Ese porcentaje, más o menos exacto, atañe tan solo a las circunstancias. En lo que hoy quiero incidir es en la relevancia que el autor otorga a la "voluntad" porque, independientemente del porcentaje estadístico que le corresponda, creo sinceramente que nuestra felicidad depende en gran medida de nuestro deseo de alcanzarla. Deseemos, pues, la felicidad hasta la codicia. Tan solo con el anhelo profundo se llega a la meta.

Os dejo con las seis claves para lograrla que propone Harvard y  ¡A POR ELLA!