jueves, 22 de diciembre de 2016

LA EVALUACIÓN EN EDUCACIÓN INFANTIL


Subo esta entrada justo el día en que mis alumnos de tres añitos reciben sus primeras notas escolares porque quiero dejar constancia de las dificultades que existen para evaluar en esta etapa educativa. La propia edad de los alumnos y la complejidad que presenta un diseño curricular  cuya  finalidad  es  el  desarrollo  integral  del niño,  nos “obliga” a evaluar aspectos cognitivos, psicomotores, afectivos, comportamentales y sociales.

Es la Orden de 29 de diciembre de 2008, la que  establece la ordenación de la evaluación en la Educación Infantil en la Comunidad Autónoma de Andalucía. En ella se  marca como técnica fundamental para evaluar la observación sistemática, aunque aconseja, además, otras herramientas de evaluación como la conversación o la entrevista.

Si tenemos en cuenta que muchos de los resultados de aprendizaje de nuestros alumnos afectan a aspectos de su comportamiento personal, que no son susceptibles de ser comprobados a través de un hecho puntual, ni ante una única situación, ni en el  contexto de su hogar, “justificamos” nuestra evaluación. Los maestros de Infantil tenemos que evaluar  partiendo de  situaciones que no se dan en el ámbito familiar: la interacción con los compañeros, con los materiales didácticos y con los diferentes espacios del colegio.

El informe que damos trimestralmente a las familias pretende señalar el grado en que se van desarrollando en el niño sus diferentes capacidades, así como orientar y poner las medidas de refuerzo que fueran necesarias. Aconsejamos que antes de mirar  el boletín tengamos presente que la evaluación en esta etapa tiene una evidente función formativa e informativa, SIN carácter de promoción, ni de calificación del alumnado.

En tres años, por ejemplo, tenemos 24 criterios de evaluación sumando  las tres áreas  que nos marca el currículum. Pretender que un alumno obtenga la calificación de “conseguido” en los 24 indicadores, es un grave error. Ni siquiera nosotros autoevaluándonos, como adultos, obtendríamos esos resultados.

La gran dificultad que tenemos los maestros de Infantil es la de tener que comunicar a padres, que están expectantes ante los primeros resultados académicos de sus hijos, que no superan todos los indicadores de evaluación. Si os sirve de consuelo, a los maestros que también somos padres nos ha invadido esa misma sensación de querer que nuestros hijos lo consigan todo. Adoramos a nuestros hijos.  Ese es nuestro privilegio. A todos se nos llena el corazón al hablar o pensar en ellos. Los niños son tan lindos, tan encantadores, tan especiales, que cuesta evaluar con total objetividad. Pero nuestra misión como docentes no es la de juzgar, sino la de comunicar la situación real del alumnado. Nos avala la experiencia y el tener en cada aula un poderoso elemento comparativo: otros veintitantos niños en el mismo rango de edad. Tenemos grupos heterogéneos, en ello radica la riqueza de la escolarización. Tenemos niños con diferentes capacidades y debilidades. Tenemos niños que son diamantes en bruto y que debemos pulir conjuntamente para verlos en su máximo esplendor. Por lo tanto, sólo si comunicamos aquellos aspectos en los que deben mejorar podemos contribuir a su progreso.

Desde esa perspectiva es como queremos que entendáis nuestra evaluación.  Que el boletín sólo suponga un acicate para el progreso integral de esos niños a los que tanto queremos.

Sabemos lo que hacemos.  Sabemos lo que queremos.  #Somospresentación

Y ahora sí

¡Felices  Fiestas!