Hoy hace 18 días que fueron tomadas las imágenes de esta entrada. Dos semanas en las que ni he querido ni he podido publicar en este blog. Y no me justifico, no tengo por qué. Tan solo he preferido dedicar toda mi energía y todo mi tiempo a mis seres más queridos. La vida entera es una opción y yo he escogido amar. He sentido la necesidad de dar y de recibir amor y, ¡cuánto he recibido!
Escribe Montserrat Algí que "El amor limpia, enriquece y nos hace libres. ¡Ay el amor!. Él es el maestro que nos enseña. Aquel que si enfermas te cuida. ¡Ay el amor! Ese, el de verdad,...". Ese que a mí me hace crecer, me reconforta, me sana, me llena el alma. Ese que busco cada día en cada rincón y que en ocasiones se me escapa. Ese que en estas circunstancias me ha compensado sobremanera y me va a resarcir en mi vida entera.
¡Ay el amor! Ese que prodigamos a nuestros hijos desde antes incluso de conocerlos. Ese que le deberíamos devolver con intereses a nuestros padres. Ese que escatimamos a veces y despilfarramos en otras. Ese que siempre tenemos la obligación de corresponder y que tenemos la suerte de poder entregar en situaciones triviales y cotidianas. Amor como el que sienten Juanjo y Ana por sus hija ¿cómo no querer a la preciosa Ana? Ese que les ha llevado a regalarnos su tiempo y su ingenio realizando una interesante actividad en clase. Han venido cargados de palillos y gominolas haciendo las delicias de los compañeros de tres añitos de Ana, y no sólo por las veces que se han endulzado su boca, sino porque han sido capaces de desarrollar su orientación espacial, su coordinación óculo-manual y su creatividad, con grandes dosis de cariño y su sonrisa siempre expuesta.
¡Ay el amor! Ese que si es maduro, como afirma Fromm, hará que sientas que te aman cuando tú amas. Ese que se puede enseñar y que deberíamos derrochar a nuestro alrededor, ya que sólo a través de él seremos capaces de manejar nuestros sentimientos y conseguir un mundo mejor.
¡Ay el amor! Ese, el de verdad. El que si como maestros y padres somos capaces de despertar, haremos que aumente la inteligencia emocional de nuestros niños, mostrándoles el rumbo a su felicidad.