Son tantas y tan diversas las actividades que pueden transcurrir en una clase a lo largo de una semana, que hacer mención de todas ellas sería una larga tarea. Sin embargo, hay momentos que quiero inmortalizar, porque sus protagonistas lo merecen, haciendo un cóctel con cuatro ingredientes especiales:
1. Una rutina de pensamiento con la ayuda de la seño Silvia. Nos servimos de ella, tan interesada en las nuevas metodologías, para hacer un "compara-contrasta" entre su flauta travesera y su flautín. Tocó con ambos para nosotros, por lo que los niños pudieron observar, escuchar y manipular los dos instrumentos. Posteriormente escribimos en la pizarra en qué se parecen y en qué se diferencian en cuanto al tamaño, al color y al sonido, llegando a la conclusión de que los dos sirven para emitir sonidos musicales, pero que utilizaremos uno u otro dependiendo de la melodía que queramos interpretar. Los razonamientos que surgieron o provocamos fueron muy interesantes y más aún la posibilidad de que todos los niños acabaran la jornada experimentado por ellos mismos cómo emitir sonidos con otro instrumento de viento: la flauta dulce.
2. La exposición del Superlibro de Pablo Fernández. Es tan participativo y le gusta tantísimo intervenir en clase, que tener a su disposición tantos minutos como quiera para hablar son sus glorias. Eligió como tema sus vacaciones en Selwo Marina y Selwo Aventura, lo que nos vino de perlas para volver a repasar el hábitat de los animales. El día anterior habíamos realizado una dinámica de aprendizaje cooperativo, con agrupamiento formal, dibujando cada grupo en su mural animales que viven en el desierto, el polo, el mar y la selva. Pablo nos habló de todos los animales que había visto, tocado o soportado en su propia cabeza, añadiendo, a petición mía y sin la menor dificultad, el hábitat dónde suelen vivir: delfines, pingüinos, leones marinos, jirafas, águilas, flamencos, tortugas,... Es usted un fenómeno Señor Fernández.
3. El primer cumple de un lustro con la Señorita Gálvez. Qué feliz venía ella con tantísima magdalena. Tuvimos la paciencia de contarlas y comprobar cómo podríamos dividirlas porque cualquier ocasión, si es significativa para ellos, es susceptible de aprendizaje. Contamos con entusiamos las 75, como la semana anterior hicieramos con los 74 años que cumplió mi madre, llamándola con el manos libres para felicitarla. Pero no nos limitamos a los números cardinales, en estos días hemos tirado también de los ordinales para hacer mención al octavo hijo para sus papás. Nuestra cumpleañera va a tener la suerte de poder celebrar, en lo sucesivo, su cumpleaños junto al de su hermanito Juan ¡Enhorabuena familia! Que la vida os permita ver crecer a nuestra princesita Inés y a sus hermanos rebosando salud y alegría.
4. La despedida con galletitas sonrientes de la Seño Silvia. En esta ocasión no las contamos, pero deberíamos haberlo hecho porque la chiquilla no pudo traer más. Tuvo que estar un buen rato estirando masa, cortando y horneando para delicia de mí misma y de los niños. Ha estado con nosotros un periodo corto, pero intenso. Han sido tres semanas extraordinarias porque desde el primer momento se adaptó a mí como un guante, lo que ha favorecido enormente la dinámica en la clase. Pocas veces se encuentran personas tan observadoras y con tan buena disposición para colaborar y aprender. Será por eso que bauticé su repostería como las galletitas de la alegría de haberla conocido. Te voy a echar mucho de menos seño Silvia, que la suerte te acompañe siempre en tu camino personal y docente.