Todavía ahora me conmueven las palabras de Mari Gracia: "¿Quieres creerte Antonia que estoy nerviosa?" A ella, toda una seño, y madre de tres preciosidades, que no pueden ser más educadas, le impone respeto nuestra clase. Y me conmueven por dos razones:
La primera, que los perfeccionistas nos exigimos tanto que, ni dando lo mejor de nosotros mismos, nos sentimos satisfechos. Y tú, Mari Gracia, tienes muchos motivos para estarlo.
La segunda, que 26 criaturillas siempre imponen respeto. Son 52 ojos expectantes, con muchas ganas de ser sorprendidos. Es una responsabilidad tremenda dirigirse a sus mentes y a sus corazones. Pero Isabella y tú bien que disteis la talla.