Increíble y espectacular lo que han conseguido los profes de Bachillerato con todos los alumnos de 1º y con la implicación especial de las seños, Cristina López y Laura Polo. Emocionada he salido esta meñana de la función. El cole irradia vida, profes y alumnos de todos los niveles, entusiasmados. Los pequeñines embobados.
Cuantísimo trabajo se esconde detrás de este espectáculo. Cuántas horas de dedicación, coordinación, ensayo, implicación y esfuerzo. Pocos colegios pueden haberlo logrado. Hemos visto
un musical, que en absoluto parece escolar. No puedo sentirme más ogullosa de mi cole, de sus niños y de mis compis ¡QUÉ GRANDES!
Esta tarde, a las seis, nueva representación gratuita, estáis invitados a comprobarlo. Salid de casa pitando.
El vídeo sólo muestra un trocito de la alegría vivida tras la espectacular representación. No teníamos ganas de abandonar el salón de actos. Queríamos prolongar y prolongar la función. Aplausos, bravos, bailes espontáneos y vítores se sucedían entre todos los que hemos tenido el privilegio de asistir.
Id vosotros ahora. ¡NO OS LO PERDÁIS!
Muchas de mis tutorías giran en torno al niño caprichoso, a sus enfados y a sus demandas. Promoción tras promoción, los padres me expresan su impotencia, sus dudas, sus miedos y su desesperación al no saber cómo proceder ante los continuos enfados, caprichos o exigencias de sus hijos. Hoy mismo han vuelto a pedirme consejo. Es por ello que subo esta entrada.
Estamos acostumbrados a satisfacer las necesidades de nuestros hijos desde la cuna: comida, pañal, bebida,... Es natural, instintivo y humano el atender a todas sus demandas. El problema surge cuando el niño se percata de que siempre las satisfacemos y empieza a demandar más allá de sus necesidades reales. La situación se agrava cuando nosotros cedemos a sus exigencias demostrándole, implícitamente, que siempre somos capaces de complacerle. Él lo asume, lo convierte en su modus vivendi y cada vez se vuelve más exigente.
La solución está en la prevención. Los niños están en un continuo proceso de aprendizaje desde su nacimiento. Es fundamental que seamos conscientes de la necesidad de educarlos desde las primeras etapas siendo constantes y sabiendo lo que queremos. A veces cedemos a sus exigencias por prisa o puro agotamiento. Debemos ser capaces de parar o sobreponernos y decir no en el momento adecuado. Nuestro "NO" debe ser rotundo siempre, más aún , si el capricho se nos está exigiendo con gritos, llantos o rabietas. Cuanta más contundencia y seguridad mostremos en nuestra respuesta, más rápidamente erradicaremos esta conducta. Los niños tienen un sexto sentido para percibir nuestra debilidad. Mostrarnos pusilánimes o complacientes es demostrarles que han ganado la batalla y hacer que sus caprichos vayan a más. No es necesario entrar en discusión. Basta con hacerles ver que por ahí no vamos a pasar e ignorar toda pataleta posterior. Ellos actúan por causa efecto. Demostrándoles en repetidas ocasiones que sus llantos no tienen ningún efecto en nuestra primera decisión, no volverán a recurrir a ellos para presionarnos.
Como prevención, es conveniente también hacerlos esperar. Si se acostumbran a tenerlo todo a la voz de ya, sus demandas se incrementarán, así como su intolerancia a la espera. Debemos hacerles sentir inmensamente queridos, pero al mismo tiempo hemos de demostrarles que no son el centro del mundo. Nuestra familia está formada por diferentes miembros y cada uno de ellos tiene unas necesidades distintas. Cuando ellos quieren jugar, nosotros podemos necesitar descansar o hablar por teléfono. Es el deber de todos el intentar satisfacer a los demás. Ello conlleva el saber esperar y el no dar prioridad siempre a la misma persona. Acudir al primer reclamo es un error considerable. Hagamos que esperen y expliquémosles por qué han tenido que hacerlo. Puede ser sencillamente por una cuestión tan habitual como la falta de tiempo, pero también para ofrecerles la posibilidad de resolver por sí mismos lo que reclamaban.
Los niños son capaces de entender y razonar mucho mejor de lo que solemos pensar. Lo único que necesitan es argumentos sólidos y que pongamos una alta dosis de cariño al explicárselos.
No cometamos el error de ceder a sus caprichos, sobre todo si hemos dicho que no previamente. Su insistencia y, peor aún, su pataleta, no deben ser motivo para que cambiemos de respuesta. Si tenemos una norma establecida es para que se cumpla. No tiene ningún sentido haber impuesto límites para incumplirlos nosotros mismos por su actitud persistente. Por supuesto que ellos deben opinar y sus razonamientos deben ser valorados y tenidos en cuenta, pero una vez establecido el consenso, no podemos echar atrás.
Nuestras normas han de ser expuestas de formas clara, teniendo en cuenta que para que una orden o instrucción sea eficaz tenemos que darla en un momento óptimo, sin repeticiones tediosas, pero asegurándonos de que ha sido entendida. Es Importante, del mismo modo, establecer y cumplir las consecuencias para una posible desobediencia.
Cuántas veces cedemos a sus caprichos por miedo. Miedo a que se enfade, miedo a que la líe. Enseñémosle, por el contrario, a manejar ese enfado de forma tal que la ira no se apodere de su persona. Ellos mismos no soportan ese sentimiento. La rabieta hace que se sientan fatal, que se sientan como niños malos. Inculquémosles que no son malos, que los queremos, que sólo se han equivocado, como todos nos equivocamos, y que aprendan a permitirnos ayudarlos. Que la comunicación sea clave para que entiendan lo que les ha pasado y para que analicen sus consecuencias. Pongámosles palabras a sus sentimientos. A ellos a veces les faltan.
El niño bien educado no es caprichoso. El niño bien educado aprende a ser generoso, a valorar a los demás y a apreciar su esfuerzo. Se desprende de él una actitud de respeto, agradecimiento y tolerancia que como educadores nos reconforta.
El niño educado no nace, el niño educado se hace. Si tú quieres que el tuyo lo sea. Hazlo. El amor, la constancia y la coherencia de tus actos van a ser tus grandes aliados. ¡Ánimo!
Las actividades psicomotrices como el desarrollo de la pinza digital o escribana, la rotación de muñeca y las habilidades manuales forman parte de la motricidad fina, cuya finalidad última es la de adquirir destreza en el movimiento de manos y dedos que permitan iniciar la escritura. Si no conseguimos estimular los receptores táctiles, ni una buena coordinación óculo manual, ni una adecuada prensión, ni el control de movimientos, difícilmente podremos avanzar en preescritura.
Uno de los ejercicios escolares motrices por excelencia en nuestro colegio es la escalera de braquiación. Con ella favorcemos: la destreza al escribir, la prensión, la fuerza de los brazos, la definición de la lateralidad, la coordinación óculo manual, la convergencia visual, el estiramiento de la espalda y la capacidad pulmonar. Subo unos vídeos iniciando a los niños de dos y tres años en esta práctica:
Pero como en La Presentación estamos convencidos de que la familia constituye el entorno educativo más influyente de la infancia, solemos proponer a nuestros padres en tutoría ejercicios como los que enumero a continuación, que favorecen la correcta posición de los dedos en la pinza digital y que posteriormente facilitarán la adquisición de la escritura:
- Bailar: giros de muñeca y brazos, danzas, palmadas, ...
- Clasificar legumbres, comer pipas,...
- Confeccionar collages variados.
La escritura, aparentemente sencilla, requiere madurez motriz y una gran coordinación óculo manual y mucha precisión de movimientos, músculos y articulaciones. Todas estas destrezas se desarrollan a largo plazo. En nuestro equipo de Infantil las consideramos como objetivos de etapa. Planificando y ejecutando este tipo de actvidades conseguimos que nuestros alumnos destaquen en pre-escritura a edades tempranas. Eso sí, contamos SIEMPRE con la inestimable colaboración y constancia de sus padres. Y es que, juntos, #Somospresentación
El ganador del Príncipe de Asturias de Ciencias Sociales en 2011, el neuropsicólogo Howard Gardner sostiene que cada persona posee al menos ocho tipos de inteligencias u ocho habilidades innatas, que no se mantienen estables a lo largo de la vida, sino que son un potencial a completar a lo largo de la misma.
Una de estas inteligencias es la espacial, que favorece la habilidad para pensar en tres dimensiones y que desarrolla la capacidad que nos permite percibir imágenes y transformarlas o modificarlas para decodificar información gráfica. Pintores, escultores, cartógrafos, pilotos, arquitectos, ingenieros, diseñadores, decoradores, taxistas, marinos, futbolistas, tenistas, bailarines y taxistas, entre otros, tienen especialmente desarrollada esta inteligencia.
Conscientes de que muchos de nuestros chiquitines llegarán a desempeñar estas profesiones, favorecemos su visión y orientación espacial desde que se incorporan a nuestro colegio. Con dos y tres años es posible manipular, realizar puzzles, dominós, laberintos, moldear plastilina, usar bloques lógicos, copiar estructuras, trabajar conceptos básicos y presentar diferentes representaciones gráficas. Esta semana, por ejemplo, les hemos presentado la obra de Joan Miró, con bits de inteligencia, claro, pero también en pizarra digital y en un díptico. Hemos trabajado colores, tamaños y formas. Lo hemos comparado y contrastado con la obra de Salvador Dali y hemos expresado preferencias.
Les hemos dejado observar, sí, pero también imitar con pinturas y con pegatinas. Hemos querido resumir, en el mosaico con el que encabezamos esta entrada, esta enriquecedora experiencia. Ha sido para nosotros todo un placer contemplar los ojos abiertos de nuestros alumnos y sus caritas de emoción.
Y seguiremos haciéndolo, con diferentes recursos y actividades, porque no sólo Gadner habla de la relevancia de esta inteligencia. Ya Platón se refería a ella como "el magno don", la habilidad de pensar y percibir a través de imágenes físicas o representadas. El pensamiento visual es el guión, el referente interno, que hace posible la descripción del entorno y de los objetos de la mente (ideas).
Piaget, por otra parte, sostenía que es la tendencia del niño a explorar permanentemente el mundo que le rodea lo que le lleva a construir su propia visión del mundo, su propio pensamiento.
entorno y su propio cuerpo. La curiosidad y el juego le permiteninteractuar y conocer activamente el mundo que le circunda. Lo conocemediante la acción perceptiva y motora, más tarde lo representementalmente y finalmente lo conceptualiza y opera sobre él a partir deprocesos de abstracción. Por ello sostenemos que Piaget concibe alhombre como un ser activo en el proceso de construcción delconocimiento y no un mero receptor pasivo que copia y almacenaentorno y su propio cuerpo. La curiosidad y el juego le permiteninteractuar y conocer activamente el mundo que le circunda. Lo conoce
¿Cómo no potenciar entonces en nuestros niños "el magno don", cómo no presentarles y dejarles explorar el mundo que les rodea, cómo no ayudarles a construir su propio pensamiento si #Somospresentación ?